Importancia de la microbiota
La microbiota es el conjunto de microorganismos que conviven en el ser humano, sobre todo en el aparato digestivo, y que, en lugar de generar enfermedad, participan en múltiples procesos y funciones del organismo.
Empieza a desarrollarse en una persona desde que el recién nacido abandona el vientre materno. Es decir, el bebé que nace mediante parto vaginal tiene un primer contacto con aquellas bacterias presentes en el canal del parto, mientras que el que lo hace por cesárea está expuesto primeramente a las bacterias de la piel de su madre.
Esta microbiota va a ir evolucionando durante los primeros años de vida, siendo fundamental en la salud integral tanto del niño como del adulto, sobre todo en los primeros 1000 días de vida.
En los niños, una microbiota alterada puede manifestarse con síntomas digestivos, como dolor abdominal, gases, diarrea… mientras que en la edad adulta puede estar ligado, además de con molestias digestivas, con el desarrollo de alergias o intolerancias alimentarias, enfermedades autoinmunes, sobrepeso o insomnio, así como otros problemas que de entrada no relacionaríamos con el aparato digestivo.
Vigilar y cuidar la microbiota desde niños
Cada vez más estudios inciden en la relación de la microbiota con el desarrollo de enfermedades en la edad adulta.
Cuidar la microbiota infantil adecuadamente es básico para promover la salud y el bienestar de los niños. La forma de mantener una microbiota sana se basa en las siguientes medidas:
- Lactancia materna: La leche materna es el alimento ideal para los bebés, ya que contiene componentes prebióticos que favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino del bebé.
- Alimentación equilibrada: Una dieta balanceada y rica en alimentos naturales, como frutas, verduras y alimentos fermentados, promueve la diversidad de la microbiota y el crecimiento de bacterias saludables.
- Evitar el uso excesivo de antibióticos: Los antibióticos pueden alterar la microbiota intestinal, por lo que es importante utilizarlos solo cuando sean realmente necesarios y bajo la supervisión médica adecuada.
- Fomentar la actividad física: El ejercicio regular ayuda a mantener un sistema inmunológico fuerte y contribuye a una microbiota saludable en los niños.
- Evitar el exceso de higiene: La sobreexposición a productos de limpieza y desinfectantes puede perjudicar la microbiota. Es importante mantener una higiene adecuada pero que nos permita seguir interactuando con otros microorganismos externos, fuente de una microbiota sana y variada.
Los probióticos, aliados útiles
Los probióticos pueden ser aliados útiles en situaciones de ‘disbiosis’ (alteraciones en la microbiota), bien por enfermedad, por mala alimentación, por el uso de antibióticos…. Son microorganismos no tóxicos ni nocivos que, utilizados de forma adecuada, puede ayudar a recuperar el equilibrio de la microbiota. Hay laboratorios que producen este tipo de alimentación complementaria de origen natural y se convierten en opciones seguras y eficaces para niños de todas las edades.
Si se considera necesario utilizar probióticos en los más pequeños, es fundamental buscar orientación médica. El pediatra puede recomendar la cepa y la dosis adecuadas según las necesidades específicas del niño.