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La tuberculosis puede acabar con la vida en pocas horas

La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa que afecta a todas las partes del cuerpo y se ha considerado históricamente como “la gran simuladora”, pues puede semejar o parecerse a una amplia variedad de trastornos orgánicos que afectan a pulmones, riñones, ojos, corazón, articulación, huesos, membranas cardíaca, pleural, sinovial y meníngea, etc.

En definitiva, la tuberculosis puede afectar y comprometer la salud desde lo que puede parecer una simple gripe hasta trastornos que pueden acabar con la vida en pocas horas.

La tuberculosis no respeta raza, edad o estatus social. No se puede prevenir mediante vacuna, aunque la vacunación puede reducir las consecuencias de enfermar; es decir, una persona vacunada reduce el riesgo de gravedad y muerte por la enfermedad. Este es el motivo de vacunar a los niños al nacer.

El diagnóstico de la tuberculosis está vinculado a la forma de expectorar cuando el bacilo que la causa está alojado en los pulmones, pero cuando se aloja en otras zonas como la pleura, el pericardio o los riñones se hace más difícil evitar la detección tardía de la enfermedad, lo cual es especialmente peligroso en el caso de las tuberculosis miliar, meníngea y pericárdica, por cuanto estas variantes pueden comprometer la vida del paciente en cuestión de horas.

El tratamiento de la enfermedad requiere más de una droga debido a la aparición habitual de resistencia bacteriana. Por este motivo se administran varios medicamentos durante un período largo de tiempo, entre seis meses y un año, con el objetivo de erradicar totalmente el bacilo que causa la enfermedad. Abandonar el tratamiento antes de este período es peligroso para el paciente.

En muchos casos la tuberculosis puede producir efectos importantes en la salud del enfermo; especialmente la extrema delgadez y extenuación. A menudo estos efectos se asocian a la multi drogo-resistencia, siendo entonces importante que el facultativo elabore un diagnóstico correcto para manejar el tratamiento con drogas llamadas de segunda línea.

Es importante destacar que la hidratación, la buena nutrición y la adherencia al tratamiento son fundamentales para que los fármacos sean eficaces y el enfermo se cure.

Existen ciertas condiciones clínicas que se asocian al padecimiento de la tuberculosis cuando ya el germen está en el organismo. Por ejemplo, una persona puede adquirir el agente causal de la tuberculosis y no desarrollar la enfermedad, pero cuando la inmunidad se deteriora por el padecimiento de otra dolencia, por ejemplo, SIDA, neoplasias, tumores y otras enfermedades debilitantes, el germen se aprovechará del estado de debilidad del organismo para reproducirse  -no olvidemos que la tuberculosis es considerada como una enfermedad oportunista-.

Cabe destacar que la incidencia de la tuberculosis en los últimos años se ha reducido. Sin embargo, luego de que con la pandemia fueron descuidados los esquemas de identificación y el manejo mismo de la enfermedad, se ha producido un cierto aumento de la incidencia de la afección durante los últimos tres años.

Son muchos los esfuerzos de los organismos nacionales e internacionales para contrarrestar este padecimiento; sin embargo, pese a todas las acciones cada año mueren alrededor de tres millones de personas por tuberculosis.

Es importante que la población reconozca la manera de contagio de esta enfermedad, pues una persona afectada puede contaminar a todo su seno familiar cuando no se toman las correctas medidas de protección, como el aislamiento del enfermo, el uso de mascarillas, y sobre todo el uso cabal de los medicamentos.

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