Ponerse en los zapatos de los demás
En esta vida llena de superficialidad y prisa, criticar y censurar las acciones de los demás es cada vez más frecuente sin que las personas reflexionen sobre las motivaciones y consecuencias de esos actos.
Antes de reaccionar al vapor condenando las conductas ajenas, ¿por qué no intentamos observar y ponernos en el lugar de los demás?
Ser solidarios, empáticos y constructivos con el prójimo es emocionalmente saludable; negarse a participar en conversaciones destructivas, así como ofrecer aliento y apoyo emocional a quienes están cerca de nosotros es bueno tanto para quien entrega como para quien recibe.
Calzarse mentalmente los zapatos ajenos es una de las mejores formas de introducir una perspectiva de racionalidad y, más aún, de justicia en la valoración de la conducta de los demás.
El respeto por la vida ajena es una cualidad que debe practicarse de forma ejemplar. De esta forma cultivaremos el valor de la empatía y transmitiremos a quienes están cerca de nosotros una forma de ser saludable que mejorará la calidad de nuestra propia vida y la de los demás.